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viernes, 8 de abril de 2011

El alivio


Hoy me desperté inquieto, sin saber el motivo, me encontraba bien de salud, quiere decir que la enfermedad que me aqueja no era la causa, ustedes se preguntarán cual es mi enfermedad, pues es algo tragicómico, si uno tiene gripe a cualquiera de los familiares que les preguntes dirá sin ningún empacho que tienen gripe, pero si tienes cáncer intentan disfrazar la verdad como si fuera pecado.
Lo cierto es que salí a la calle sin rumbo fijo pero el malestar que sentía me perseguía, cuando pase frente a una iglesia a la cual concurría de joven, en la época que era creyente, me dije sin creerlo, que será si entro, ¿qué sentiría?, me decidí, estaba en plena misa, muchos fieles habían concurrido, pero ni bien me senté comencé a sentir una angustia que me perturbaba, tenía que tomar una determinación, mire hacia los lados y pensé que hacer lo que tenía en mente, causaría gran revuelo entre los concurrentes, pero tenía que decidir algo para molestar lo menos posible, así que me encomendé a Dios y me tire un pedo, pero gordo
¡Que alivio!

Último baño

Echad las campanas al vuelo
Me acabo de bañar
hice un pacto con el agua
no me mojo más en el mar
y el agua nunca me volverá a mojar




Escrito por: Raúl José Pedro Martorell montero

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