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lunes, 11 de abril de 2011

Un paseo al parque

Unos amigos me invitaron a pasar un día de campo, por supuesto que acepté porque me hizo recordar cuando era niño y mi padre que tenía un auto enorme, nos juntaba a los cinco hermanos, dos primos y a la madre y marchábamos a pasar un día en cualquier parque, supongo que mi padre elegía el lugar porque siempre había un arroyo cerca; claro eso era de niño, pero la curiosidad de ver que sentiría ahora me hizo aceptar la invitación.
Lo pasamos de maravilla, intentamos pescar, los más chicos jugaron al fútbol y nos comimos un asado bien regado por dentro.
Ahí busque un lugarcito en la sombra, algo alejado pues los borrachos gritaban como locos,
Me desperté al rato, fui a ver a los compañeros, no había nadie, un silencio incómodo en el ambiente ¿Dónde se metieron? ¿Será normal?, lo cierto es que espere un largo rato y nada, se venía la noche así que resolví buscar la salida, menos mal que me acordaba por donde habíamos entrado, después de largo rato encontré el portón, pero estaba cerrado y fue en ese momento que me di cuenta al leer el cartel: Parque del recuerdo (cementerio)



Escrito por Raúl José Pedro Martorell Montero

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